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Planteamiento del problema

 

En el siglo XIX a partir de la Revolución Industrial, dio inicio la degradación del medio ambiente, ignorando la fragilidad de la naturaleza en una complejidad destructiva de la que forma parte el ser humano. Durante el siglo XX todas las naciones continuaron desechando sus residuos industriales y urbanos en el aire, ríos, lagos y océanos, hasta que las consecuencias de esta irracionalidad fueron tan graves y evidentes que se convirtieron un obstáculo para sus objetivos de crecimiento, bienestar y desarrollo (SEMADET, 2013).

 

México no queda fuera de lo anterior, y un caso específico es el estado de Jalisco. En 1960, la cascada de agua ubicada en los municipios de El Salto y Juanacatlán, fue la fuente principal de atracción turística de la región, no sólo por la maravilla escénica reconocida como “El Niagara de México”, sino porque era símbolo de vida, ya que la población le daba diversas utilidades al río, en aspectos de salud, actividades cotidianas como lavar ropa, abastecimiento y deporte en natación a nivel nacional. Asimismo, sus recursos naturales daban autosuficiencia a la población (Comunicación personal, Héctor Lomelí, 2014).

 

Cabe mencionar que en ese mismo año, las autoridades del municipio de El Salto, Jalisco como estrategia fundamental para impulsar el crecimiento y el desarrollo, intervinieron los procesos jurídicos y el cambio de uso de suelo para urbanizar espacios diferenciados en la periferia, encareciendo el suelo de la zona con mayor atención a servicios; por lo tanto, se volvió una reserva para los estratos sociales con mayores recursos (Ayuntamiento de El Salto, 2010:15).

 

El proceso de urbanización en este municipio duró diez años, ya que en 1970 se promovió el corredor industrial con un establecimiento de más de 250 empresas. La mayoría de éstas han vertido sus aguas residuales al río Santiago, pues de acuerdo al inventario de descargas del Estado de Jalisco, se ha comprobado que el caudal recibe un aproximado de 280 descargas industriales con un total de 1,090 contaminantes identificados entre ácidos, colorantes y metales pesados (Ibídem).

 

El crecimiento industrial alcanzó un alto nivel de desarrollo económico, no sólo para los habitantes de El Salto y Juanacatlán, sino a nivel regional. Pero, en cuanto a la identificación de problemas ambientales, la zona industrial se  consolidó como la segunda zona más afectada del país, ya que originó dos tipos de impactos negativos:[1]

 

El primer impacto se refiere a problemas de salud, destacando las enfermedades como: cancerígenas, infecciones en la piel, vías respiratorias e insuficiencia renal. Razón por la cual, la mayoría de los habitantes culpan a la contaminación del caudal como factor principal de fallecimiento de algunos habitantes de la población. Incluso, con el paso del tiempo han surgido problemas colaterales como:

 

  • Obesidad en la población joven, debido a que existen pocas áreas recreativas, o espacios verdes, en la cabecera municipal. Además, la sociedad no considera éstas áreas atractivas. Por el contrario, manifiestan que son áreas desmotivantes para practicar deporte. Induciendo a que los jóvenes prefieran pasar más tiempo en el uso de las redes sociales.

 

  • La isla o antebrazo, ubicada aguas arriba del río Santiago a la altura de la cabecera municipal de Juanacatlán, Jalisco. Tiene una superficie de 16 hectáreas y es de jurisdicción federal. Anteriormente, el gobierno de la república mexicana cedió la concesión a un habitante de Juanacatlán por más de 20 años. Posteriormente, en el 2008 le fue retirada la concesión y la otorgaron a otro ciudadano Juanacatlense. Cinco años después al no cumplir con los compromisos acordados y debido al mayor volumen de maleza acuática y escasa vegetación nativa del lugar, se ha destacado como un foco de infección en cuanto a la proliferación de zancudo culex (Pipiens linnaeus) y dengue (Aedes aegypti).

 

El segundo impacto se refiere al deterioro del ecosistema, es decir, debido a la contaminación del caudal hubo una afectación a la modificación del paisaje desde la estructura de sus esferas físico, biológico y cultural, dando como resultado pérdida de biodiversidad, una baja valoración de patrimonio cultural y pérdida de identidad. En algunos sitios estratégicos que hace décadas fueron sitios de atracción turística que poco a poco han desapareciendo, lo que afectó severamente la actividad económica así como la calidad de vida en la población de Juanacatlán, Jalisco.

 

 

 

[1] Consultado a partir de aplicación de entrevistas a grupo de enfoque integrado por profesores de la Secundaria José López Portillo y Weber. Juanacatlán, Jalisco. 5 de Marzo de 2014.

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